lunes, 1 de abril de 2019

Vacunas - Carolina Rubio Martín

Vacunas: historia de un gran paso para la sanidad.




A lo largo de la historia el hombre ha intentado encontrar protección contra distintas enfermedades. En el campo de la medicina, la vacunación ha supuesto un antes y después en el modo y calidad de vida de las personas.
Las primeras conjeturas de vacunación se remontan al siglo VII, cuando indios practicantes del budismo inhalaban o ingerían veneno de serpiente con el fin de ser inmunes a su picadura. Sin embargo, es en los textos chinos del siglo X “El espejo dorado de la medicina” y “El tratamiento correcto de la viruela”, dónde podemos ver los primeros indicios de la vacunación.  En estos textos encontramos la explicación de distintas técnicas en la inoculación de la viruela. La inoculación, es introducir en una persona  por medios artificiales los virus o bacterias que son los responsables de provocar la enfermedad [1].


Fig.1. La inoculación, pulverizar costras desecadas e introducirlas mediante un tubo de bambú por los orificios nasales, ya se practicaba en China en el siglo XI. (Imagen obtenida delpensante.com)

A pesar que está inoculación se utilizaba en el Imperio Turco y Asia, en Europa no hubo conocimiento de la variolización (inoculación de la viruela) hasta 1721, casi 700 años después, cuando la aristócrata inglesa Lady Mary Wortley Montagu acompañó a su marido embajador al Imperio Turco. Lady Mary, que había sufrido la pérdida de su hermano por la viruela, mostró un interés especial en la prevención de esta enfermedad y por ello, a la vuelta de su viaje se trajo a Inglaterra la práctica de la variolización. A pesar de los prejuicios de la época, ella misma hizo inocular a sus hijos, demostrando ser así una revolucionaria para su época [2].


Fig.2. Retrato de Lady Mary Wortley Montagu (1689-1762).

En 1757, el médico escocés Francis Home demuestra que el sarampión, que por aquella época era una de las enfermedades más comunes en niños de 15 años, estaba causada por un agente infeccioso que se hallaba en la sangre de los enfermos.  Años más tarde en 1796, fue el inglés Edward Jenner, quien marcó un antes y un después en la historia de la vacunación, ganándose el título de “padre de la vacunación”.
¿Sabías qué? El origen de la palabra VACUNA procede  de “vaca” porque las ordeñadoras que estaban en contacto con vacas enfermas de viruela se inmunizaban contra la viruela.
Pongámonos en contexto, a finales del siglo XVIII la viruela, enfermedad provocada por el virus Variola, fue una plaga que no tenía ningún tratamiento o cura y que causó muchísimas muertes  en Europa y América. La única manera de prevenir la viruela es la variolización, que consistía en inyectar a un sujeto sano algo de materia infectada procedente de un paciente con viruela, con la esperanza de que el sujeto pasara una enfermedad leve y así quedará protegido frente a ella. Sin embargo, esto no ocurría en todos los casos y mucha gente seguía falleciendo por la viruela.  Sabiendo esto, Jenner observó que las ordeñadoras adquirían pústulas (heridas con pus) cuando estaban en contacto con las vacas, que por aquel entonces tenían la viruela de las vacas o variola vaccina en latín. Estas personas que sufrían pústulas eran inmunes a la viruela, es decir, no enfermaban. Con esta premisa, Jenner decidió probar a inocular la viruela de las vacas en una persona sana. El 14 de mayo de 1796 Jenner llevo a cabo dicho experimento, que se encuentra descrito en su publicación de 1798 “Investigación sobre las causas y los efectos de la viruela vacuna”:

“Para observar mejor cómo evolucionaba la infección, inoculé la viruela vacuna a un niño sano de ocho años. La vacuna procedía de una pústula del brazo de una ordeñadora, a quien había contagiado la vaca de su señor….
… el 1 de julio le inyecté materia virulosa que había extraído con anterioridad de una pústula humana. Se la apliqué profusamente mediante varios cortes y punturas, pero no dio lugar a ningún ataque de viruela.
En los brazos aparecieron los mismos síntomas que provocan las sustancias virulosas en los niños que han sufrido variola o viruela vacuna. Al cabo de unos meses, le volví a inocular materia virulosa, que en esta ocasión no produjo ningún efecto visible en el cuerpo”.
E. Jenner



Fig.3. Imagen de la portada el libro “Una Investigación sobre las Causas y los Efectos de las Variolae Vaccinae” de Jenner, E. (Imagen obtenida de Axon)

Después de intentar dar a conocer su éxito, Jenner sufrió constantes rechazos por parte de la Royal Society y de la Asociación Médica de Londres. Aunque todas las críticas tachaban el tratamiento de anticristiano, la vacunación acabo imponiéndose, y Jenner se convirtió en una celebridad hasta que en 1815 se retiró de la actividad científica. A pesar de los esfuerzos de Jenner, y de que el desarrollo de la vacuna de la viruela evitara numerosas muertes, la viruela estuvo presente en África y Asia mucho tiempo después. Fue en 1966 cuando comienza el Programa de Erradicación de la Viruela por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Y es en 1980, 24 años después del programa de vacunación se declaró oficialmente erradicada, convirtiéndose así en la primera enfermedad oficialmente eliminada de nuestro planeta [3,4].


Fig.4. Fotografía de Janet Parker conocida como la última persona registrada en morir contagiada de viruela el 11 de septiembre de 1978, por fallos en la seguridad de un laboratorio de la Escuela de Medicina de la Universidad de Birmingham. (Imagen obtenida de Noticiaaldia)

La historia de la vacunación no termina aquí, el descubrimiento de Jenner fue tan revolucionario que el rey Carlos IV de España mandó al médico real Francisco Xavier de Balmis a las colonias españolas en el Nuevo Mundo, en la llamada “Real Expedición Filantrópica de la Vacuna”. El 30 de noviembre de 1803 el navío María Pita salió del puerto de La Coruña con 22 niños  desamparados, con el fin de ir vacunándolos a lo largo del viaje, de tal manera que hubiera pústulas en todo momento. Además de los niños, cabe destacar la presencia en el barco de Isabel Zendal, reconocida por la OMS como la primera enfermera de la historia.
Cuando la expedición llegó a Caracas, sólo uno de esos niños tenía pústulas, pero aun así Balmis inició la vacunación en Sudamérica, en la que es considerada la “primera expedición sanitaria internacional de la historia”. Tan importante fue la ayuda de Balmis, que conociendo que la vacuna no había alcanzado China, éste se fue a vacunar a la población de varias ciudades hasta llegar a la provincia de Cantón [5].

“No puedo imaginar que en los anales de la Historia se proporcione un ejemplo de filantropía más noble y más amplio que este”​
E. Jenner



Fig.5. Mapa de las distintas expediciones en las que Balmis y distintos médicos que viajaron con él, fueron introduciendo la variolización en el “Nuevo Mundo”.

Obviamente este es un resumen, pero si contáis con la curiosidad de saber más detalles sobre la expedición de Balmis, la televisión española (TVE) realizó una serie llamada “22 Ángeles” en el que cuenta la expedición de manera más entretenida que los simples textos.
Si seguimos avanzando en la historia, a finales del siglo XIX se realizaron importantes logros en el campo de la microbiología y de la inmunología. Alguno de estos logros fueron llevados a cabo por Louis Pasteur, que además de ser el padre de “pasteurización” (aplicada hoy en día como norma de higiene en la industria alimentaria), fue el primero en producir una vacuna desarrollada en un laboratorio: la vacuna contra el cólera aviar. Pasteur debilitó por accidente las bacterias (un asistente se olvidó de cultivarlas en fresco) que inyectaba en pollos para estudiar la enfermedad del cólera aviar. Cuando los pollos sobrevivieron a la vacuna con las bacterias “débiles” o atenuadas, cosa que no pasaba con las bacterias en fresco, Pasteur pensó que el factor que hizo que la bacteria fuera menos mortal había sido la exposición al oxígeno [1].


Fig.6. Retrato de Luis Pasteur en su laboratorio.

La tuberculosis era otra de las enfermedades que junto con la viruela y el cólera, causaba una gran mortalidad en la población. En microbiología, siempre nos hablan de Robert Koch y su “bacilo de Koch” (1882) como uno de los principales pioneros en este campo. En 1905  Koch ganó el premio Nobel en fisiología/medicina por su investigación en la  tuberculosis. Al final el “bacilo de Koch” sería conocido como Mycobacterium tuberculosis, responsable de la tuberculosis. Sólo tres años después de este descubrimiento, en 1885 ocurrieron dos grandes hechos históricos: la vacuna contra el cólera de Ferrán y el uso de la vacuna de la rabia en humanos. El primero de estos hechos se le otorga a Jaume Ferran i Clua, este médico desarrolló una vacuna contra el cólera aplicada con éxito en la epidemia  de la región valenciana. Sin embargo, esta vacuna suscitó una fuerte oposición, hasta que finalmente su efectividad fue reconocida por la Academia de Ciencias de París, que le concedió en 1907 el Premio Bréant. El otro gran hito vuelve a estar en manos de Pasteur, vacunó 13 veces a un niño de nueve años que había sido mordido por un perro. Gracias a esto el niño nunca desarrolló la rabia, y su caso se consideró un éxito [6].


Fig.7. Retratos de Robert Koch, Jaume Ferran i Clua y Louis Pasteur, de izquierda a derecha.

Está claro que la velocidad de los hallazgos en el tratamiento de las enfermedades era cada vez mayor. En 1890 Shibasaburo Kitasato y Emil Von Behring demostraron que los sueros obtenidos de los conejos contenían una sustancia que prevenía la difteria, otra de las grandes plagas de la humanidad. Posteriormente, demostraron que se podía curar la difteria si inyectaban el suero de un animal vacunado, a esto lo denominaron la “terapia sérica”. En 1901 Von Behring recibió el premio Nobel de medicina debido a su trabajo con la difteria. Como en muchos otros descubrimientos de la historia de la medicina, en la década de 1890 distintos investigadores analizaban al mismo tiempo los procesos para crear la protección contra la fiebre tifoidea. En Alemania, Richard Pfeiffer y Wilhelm Kolle demostraron que la inoculación de bacterias tifoideas muertas tenía como resultado la inmunidad humana contra la fiebre tifoidea. Ese mismo año, Almroth E. Wright demostró lo mismo en Inglaterra. Pero no fue hasta 1981, un siglo después, cuando se reconoció que Wright y Pfeiffer deberían haber compartido el crédito de la vacuna [7].
Durante los siguientes años ocurrieron distintos hitos históricos en la historia de la vacunación. Hay que destacar al médico del ejército de EE.UU, Jesse Lazear (dirigido por Walter Reed) que realizó experimentos que corroboraron la teoría expuesta por primera vez en 1881 por el cubano Carlos Finlay, la fiebre amarilla se transmitía por los mosquitos. Otro de los hitos importantes de la vacunación, fue el descubrimiento de la vacuna contra la tuberculosis. Para evitar confusiones, Koch descubrió el bacilo, como se menciona anteriormente, pero la vacuna no fue descubierta  hasta 1921 por Albert Calmette y Camile Guerin. Hoy en día, además de ser usada como medio de prevención de la tuberculosis, la vacuna BacillusCalmetteGuerin (BCG) se emplea como tratamiento en la prevención de reaparición tumoral en el cáncer de vejiga. En Francia, Gaston Ramon un veterinario del Instituto Pasteur, desarrolló el toxoide de la difteria. De manera independiente, en los Wellcome Research Laboratories de Londres, el doctor Alexander Thomas Glenny hizo lo mismo en 1923 [1,7].


Fig.8. Pintura de Robert Thom que muestra miembros de la comisión de fiebre amarilla en Cuba.

Seguro que si se menciona el nombre de Balto, se viene a la cabeza el perro de la famosa película de dibujos animados “Balto: la leyenda del perro esquimal”, basada en un hecho histórico que no se puede dejar pasar. En 1925 Alaska sufrió un brote de difteria, Curtis Welch, un médico de Nome (Alaska), envió un telegrama solicitando la entrega de antitoxinas por correo. El envío de estas toxinas se tendría que realizar en trineo tirado por perros para llegar a Nome, y el viaje no fue fácil, los perros tuvieron que luchar contra las bajas temperaturas, hubo que hacer paradas técnicas para mantener caliente el suero. Por su gran esfuerzo, Togo y Balto, dos de los perros de trineo, recibieron atención nacional. Una estatua de Balto sigue en pie en Central Park en la ciudad de Nueva York [7].


Fig. 9. Escultura de Balto en Central Park (Nueva York).  (Historia de Nueva York).

A partir de aquí la lista de vacunas se amplía hasta conseguir lo que entendemos hoy en día como “calendario de vacunación”. Destacando por su importancia la vacuna contra la fiebre amarilla (Theiler, 1936), tos ferina (Kendrik y Elderding, 1939), poliomielitis (Salk, 1955), sarampión (Enders, 1960), rubéola (Séller, 1962),  paperas (Hilleman, 1965), gripe (Hilleman, 1968), varicela (Takahashi, 1974), meningitis (Hilleman, 1974),hepatitis B (Hilleman, 1979), hepatitis A (Hilleman, 1995) y el virus de papiloma humano (Merck, 2006) [1,7].


Fig.10. Fotografía de Maurice Hilleman, conocido como el hombre de las 40 vacunas.

Desde el inicio de la vacunación, han existido grupos o movimientos en contra de esta práctica. Uno de estos movimientos fue la creación de la Sociedad Anti-Vacunación de América en 1879, y  la Liga Anti-Vacunación de Nueva York en 1885. En noviembre de 1904, en respuesta a una campaña pública de vacunación, ciudadanos y cadetes militares de Rio de Janeiro se levantaron en la Revolta da Vacina. Los disturbios empezaron el día en que la ley de vacunación entró en vigor. Más recientemente, algunas actuaciones de movimientos anti-vacunas han llevado a un rebrote en el número de casos de determinadas enfermedades infecciosas. Un ejemplo lo tenemos en Europa, dónde el sarampión está cada vez más extendido como consecuencia de la falta de vacunación. Otro ejemplo es lo sucedido en Nigeria,  donde los líderes religiosos recomendaron la no-vacunación de la poliomielitis, hecho que ha tenido como consecuencia la reaparición de esta enfermedad en países libres de poliomielitis [7,8].
En el informe de la OMS de 2019, dónde se enumeran los diez problemas de atención en salud, destaca la renuencia o reticencia a vacunarse. La vacunación previene de 2 a 3 millones de muertes por año y podrían evitarse otros 1.5 millones si se mejorara la cobertura mundial de vacunas [9].
El mundo se ha enfrentado y se enfrenta a múltiples retos de salud. Las vacunas son una de las herramientas esenciales de la salud pública, con grandes beneficios para la salud y el bienestar de la población. No desperdiciemos lo que muchos han tardado siglos en conseguir.


Referencias:
[1] Berdasquera Corcho, D; Cruz Martínez, G; Suárez Larreinaga, C.L. 2007. (2000). La vacunación: Antecedentes históricos en el mundo. Revista Cubana de Medicina General Integral. 16. 375-378.
[2] Dinc, G; Ulman YI. 2007. The introduction of variolation 'A La Turca' to the West by Lady Mary Montagu and Turkey's contribution to this. Vaccine, 25(21):4261-5.
[3] Riedel, S.2005. Edward Jenner and the History of Smallpox and Vaccination. Proceedings (Baylor University.Medical Center), 18(1), 21-5.
[4] Bazin, H. 2000. The Eradication of Smallpox 1st Edition, Edward Jenner and The First and Only Eradication of a Human Infectious Disease. Academic Press. ISBN 978-0-12-083475-4.
[5] Tuells, J. 2002. Francisco Xavier Balmis (1753–1819), a pioneer of international vaccination. J Epidemiol Community Health. 56(11): 802.
[6] Metchnikoff, E.2006. The Founders of Modern Medicine: Pasteur, Koch, Lister. Delanco, N.J.  The Classics of Medicine Library Division of Gryphon Editions.
[7] The College of physicians of Philadelphia. The History of vaccines (https://www.historyofvaccines.org/). Consultado en Enero 2019.
[8] López Santamaría, M.A. (2015). Los movimientos antivacunación y su presencia en internet. Ene, 9(3) https://dx.doi.org/10.4321/S1988-348X2015000300011
[9] WHO. 2019.Ten threats to global health in 2019 (https://www.who.int/es/emergencies/ten-threats-to-global-health-in-2019). Consultado en Enero 2019.

Carolina Rubio Martín
Graduada en Biología, especialidad Microbiología.
Investigador Pre-Doctoral en el Departamento de Oncología Molecular en el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT).

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