La creación de los números: muchos pasos para
un gran fin.
Una
popular frase dice: <<Solo con matemáticas la humanidad no hubiese podido
ir a la Luna, pero sin matemáticas tampoco>>. Este artículo quiere
mostrar como los números han sido un gran paso para el progreso humano.
Números
de todo tipo acompañan nuestra vida. Nunca los números estuvieron tan presentes
en el mundo como ahora ((1), (2), (4), (5), (8)) y nunca antes hubo las
facilidades de cálculo que hoy tenemos a nuestra disposición. Por ello es
curioso hacer un pequeño recorrido histórico para descubrir cómo, lentamente,
los números fueron inventados por la humanidad para resolver problemas
concretos ((9), (12), (17)). En este apartado tendremos ocasión de ver
claramente que el principio “cada problema tiene los números que se merece” ha
sido cierto desde siempre. Los números están en el corazón de las matemáticas,
en el nacimiento de la propia disciplina.
La
historia de los números se funde con la historia de la humanidad y va unida, es sus inicios, a la
ancestral e imprescindible necesidad de contar.
A lo largo de miles de años se fue manifestando esta imperiosa voluntad por cuantificar lo más elemental: las ovejas
de un rebaño, el resultado de una caza o pesca, los días de un trayecto, la
llegada de la primavera o de la época de lluvias. Contar para recordar, para distribuir, para ordenar e incluso
para hacer previsiones. Estas cuentas se
formalizaron en muescas en maderas o huesos, en colecciones de piedras, en el uso de los dedos, en sonidos y finalmente en símbolos diversos que dieron luz a los sistemas de
numeración.
Si
contar y ordenar fueron los primeros objetivos numéricos pronto los números
fueron básicos para medir
(longitudes, superficies, volúmenes, tiempo,...) y para poder calcular.
Los
“números” fueron necesarios antes que las “letras”. Según se describe en (21), el
primer alfabeto posiblemente fue ideado por el semita Khebeded (entre 1990 y
1790 a.C.) en los yacimientos de turquesas de Serabit el-Jadim en el Sinaí
(15).
Números
con muescas, piedras, dedos,…
Desde
el Paleolítico se conservan huesos con muescas (16). Posiblemente también en
maderas (hoy desaparecidas) se practicaron incisiones. Y en las paredes de las
cuevas se hicieron marcas. El paso del nomadismo al cultivo facilitó sin duda
este avance. Las muescas dejaban constancia de un recuento (rebaño,
comida, caza, enemigos,…) y por tanto acostumbraban a ser sucesiones de marcas.
En algunos casos las muescas realizadas en trozos de cañas o maderas permitían,
al ser cortado el soporte por la mitad, que vendedor
y comprador pudieran guardar
testimonio gráfico de la transacción o acuerdo numérico, asegurándose que en
cualquier momento pudieran juntarse los dos trozos y verificar cual había sido
el resultado pactado.
El
testimonio más espectacular de contabilidad avanzada con muescas en un hueso es
el caso del llamado hueso de Ishango
(posiblemente con más de 20.000 años de antigüedad) que fue hallado en las
orillas del lago Eduardo en Zaire y hoy se encuentra en el Museo de Ciencias
Naturales de Bruselas. Destacan en este hueso las secuencias “agrupadas” de
muescas, algunas de las cuales corresponden a números primos. En efecto, aparecen los primos entre 10 y 20;
impares agrupados (9, 11, 13, 17, 19, 21), y algunas secuencias suman 60 y
otras 48 (múltiplos de 12).
Fig.1. Hueso de Ishango.
Otra
forma ancestral de hacer cuentas y guardar el resultado fue tener una colección
de piedras (unidades) y guardar las cantidades en bolsitas o cuencos. El
pastoreo usó siempre este sistema para verificar si todo el ganado estaba allí
o se había perdido algún animal.
Pero
el comercio, las medidas agrícolas, etc. obligaron a perfeccionar el sistema.
Lo primero fue tomar piedras pequeñas como unidades, piedras mayores para
decenas, otras mayores para centenas, etc. También con arcilla se hicieron
símbolos: bastoncillos o pequeños conos para unidades, bolitas para decenas,
discos o conos grandes para centenas, esferas grandes para millares,… En estas
formas de representar cantidades, las piezas se llamaron en latín calculi y de ahí derivaría nuestro
concepto actual de cálculo.
Sumerios
y elamitas perfeccionaron aún más este sistema. En concreto los sumerios (en
base 60) usaron formas de conos y esferas pero con el criterio de que si se
perforaban estas figuras con un agujero el valor se multiplicaba por 10.
Repitiendo estas piezas se componían los números. Los elamitas usaron un palito
para 1, una bolita para 10, un disco para 100, un cono para 300 (60x5) y un
cono mayor perforado para 3000 (60x5x10).
Fig.2.
Piezas en arcilla con valores numéricos.
En
bolas huecas se guardaban los números compuestos con los calculi cuando interesaba dejar constancia de un acuerdo, una
posesión, un débito, etc. Y a partir de aquí surgió la genial idea de evitar el
contar el interior de estas bolas recipientes, marcando simbólicamente sobre
ellas lo que estaba en el interior.
Nuestros
más remotos antepasados también hicieron su revolución “digital” al darse
cuenta de que los dedos eran un instrumento valioso para contar (6). Con 10 dedos en las manos, la base 10 estaba
servida, pero curiosamente con una sola mano se podía contar hasta 12.
Fig.3.
Contando hasta 12.
Al
considerar los 10 dedos de las manos y los 10 de los pies también motivó a
ciertas culturas americanas al uso de la base 20.
Números y palabras.
En
paralelo a muescas, piedras, nudos, dedos y primeros símbolos, también
surgieron sonidos y palabras para designar números. Mucho antes de que los
símbolos llevaran a la numeración simbólica escrita hubo numeración oral. Los
sonidos numéricos fueron en origen una aproximación más cualitativa que
cuantitativa, más pensada para distinguir pequeñas cantidades (uno, dos,
muchos) que para precisar cifras grandes.
El
diccionario español de la Real Academia Española (RAE) es una trabajada lista
de 93.111 palabras (con 19000 americanismos) ordenadas alfabéticamente y con
precisas definiciones. Las palabras de un idioma son el código de comunicación
básica para hablar y escribir. Lo único que debemos constatar aquí es que el
diccionario también es una lista de palabras con números. Hay infinitos números
y por tanto los artífices del diccionario han tenido que hacer una selección de
nombres de números básicos en la numeración:
-Los numerales cardinales expresan las
cantidades discretas, desde el cero, uno, dos,….., millón, millardo, billón,
trillón, cuatrillón, quintillón.
-Los numerales ordinales expresan el orden en
secuencias ordenadas: primero, segundo,…., millonésimo.
-Los numerales multiplicativos permiten
nombrar multiplicaciones: doble, duplo, triple,…., céntuplo.
-Los numerales fraccionarios o partitivos permiten expresar partes o
divisiones. En substantivos: mitad o medio, tercio,…, dosmillonésimo o
dosmillonésima; o en adjetivos: medio,
media, tercera (parte),…, dosmillonésima (parte).
Unas joyas numéricas históricas.
Por
tierras de Babilonia floreció durante siglos la denominada cultura babilónica a
la cual contribuyeron también multitud de pueblos (sumerios, acadios, caldeos,
asirios,…) durante un largo periodo, desde el 2.100 a. C. hasta el 200 a. C.
(19).
Con
un estilete largo, cuya sección final era un triángulo isósceles, los
babilonios crearon sus símbolos numéricos al combinar diversas presiones del
estilete sobre tablillas de barro (caracteres
cuneiformes) que luego en un horno dejaban el contenido aritmético listo
para la posteridad. Para números menores que 60 se usaban solo dos símbolos,
para 1 y 10, y un signo operativo.
Así
pues entre 1 y 60 el sistema era aditivo con valores basados en la base 10. Lo
sorprendente es que sumerios y babilonios usaran el sistema de base 60
posicional para números mayores (si bien no tenían símbolo para cero, lo que
creaba ciertas ambigüedades). Por ejemplo: para el 201 al ser 201=3x60+21 se
especificaba el símbolo de 3 seguido del de 21.
Este
sistema permitió resolver todo tipo de anotaciones comerciales, intereses,
censos, medidas, etc., e incluso iniciar estudios geométricos y algebraicos. El
cálculo babilónico de que el año tenía 360 días seguramente influyó en esta
adopción de la base 60. A ello se debe también la división del círculo en 360
partes. La idea de usar la base 12 para medidas de todo tipo duró muchos siglos
y fue común a muchas culturas, siendo de hecho el sistema métrico decimal el
principal introductor del 10 para crear múltiplos y submúltiplos en medidas. El
hecho de que 12 = 2x6 = 3x4 facilitaba que mitades, terceras partes, cuartas
partes, etc. fueran fáciles de determinar. No deja de ser curioso que durante siglos
el uso del 10 fuera común en aritmética
a la vez que el 12 tuviese un protagonismo especial en medidas.
Hoy
en día no solo se venden huevos por docenas sino que las circunferencias se
siguen dividiendo en 360º y las medidas temporales siguen fieles al sistema
babilónico: el reloj es dividido en 12 horas, cada hora en 60 minutos y cada
minuto en 60 segundos… y los años siguen con 12 meses. La Sociedad Duodecimal
americana reivindica aún hoy la base 12 como referente mundial.
Entre
las trescientas tablillas matemáticas babilónicas destaca como joya de la
corona una catalogada (en la americana Universidad de Columbia) como Plimpton
322 en honor a su donante G.A. Plimpton. Datada entre el 1900 a. C. y el 1600
a. C. y descifrada por Neugebauer y Sachs en 1945, la tablilla en cuestión contiene una
extraordinaria sorpresa.
Fig.4. La
tablilla Plimpton 322.
Aparecen
los valores de los lados enteros de triángulos rectángulos. Una columna da
catetos, otra las hipotenusas y la otra los catetos que acaban de completar
dichos triángulos rectángulos. Así en la primera fila si la hipotenusa es 169 y
un cateto es 119 resulta el otro 120 dado que 1692 = 1192+1202.
La
sorpresa fue enorme. De una, aparentemente intrascendente lista de números
afloraron unos resultados de cálculo avanzado (que hoy denominaríamos de tripletes pitagóricos) mostrando que sabían generar dichos
números y que por tanto mucho antes de Pitágoras ya se conocía esta propiedad.
Hoy sabemos que para generar números enteros a, b, c tales que a2+b2
= c2 se pueden usar números enteros u, v primos entre sí con u >
v y tomar a = 2uv, b = u2-v2 y c = u2+v2.
Esto es exactamente lo que, en casos concretos, hace esta sorprendente
tablilla.
¿Qué
llevó a los autores de este listado a interesarse por este tema? Todo un
misterio que da pie a numerosas conjeturas: ¿era un material didáctico de ayuda
para educadores que quisieran proponer problemas a distinguidos alumnos?, ¿era
una investigación numérica especulativa?, ¿tenía relación con los triángulos
rectángulos subyacentes a formas perpendiculares en arquitectura?,....
Más
allá de los tripletes pitagóricos de la Plimpton 322, en muchas otras tablillas
babilónicas se da un desarrollo avanzado de cálculos algebraicos y se resuelven algunas ecuaciones de grado dos,
tres y cuatro. Estos cálculos les permitieron calcular aproximaciones de
determinados valores como:
√2
≈ (17/12)(1/√2) ≈ 17/24
o la
espectacular aproximación de √2 con fracciones de denominador potencias de 60:
√2
≈ 1+(24/60)+(51/602)+(10/603) ≈ 1,4142155
Los papiros egipcios matemáticos.
Hacia
el 3000 a.C. los egipcios empezaron a desarrollar un arcaico sistema de
numeración basado en la base diez y en la repetición simple (de derecha a
izquierda) de las representaciones simbólicas que dieron al 1, 10, 100, 1000,
etc. En la etapa jeroglífica estas representaciones se correspondían con
dibujos de determinados elementos: el uno era un trazo vertical, la decena una
herradura (U invertida), la centena una espiral enrollada, el millar una flor
de loto, la decena de mil un dedo levantado, la centena de mil una rana o
renacuajo, el millón un hombre arrodillado con los brazos levantados al cielo
(¡símbolo de gran actualidad!).Con este tipo de numeración solo las sumas y
restas eran fáciles de realizar, así como las
limitadas multiplicaciones o
divisiones por dos o por diez.
En
una mina de Tebas apareció en el siglo XIX un papiro de 6 m de largo por 33 cm
de ancho que hacia el 1650 a.C. había sido elaborado por el escriba Ahmes. Fue
comprado en Luxor en 1858 por el egiptólogo escocés A. Henry Rhind y posteriormente adquirido por el Museo
Británico de Londres que actualmente lo exhibe con gran satisfacción junto a su
amplio botín arqueológico acumulado. No deja de ser curioso que en lugar del
nombre Ahmes del escriba, el papiro mantenga el nombre de su comprador (¡es
excepcional que los ingleses pagasen algo para quedarse con ello!).
Fig.5.
Papiro Rhind.
Amhes
empieza el papiro con un titular digno del mejor marketing científico:
<<Cálculo
exacto para entrar en conocimiento de todas las cosas existentes y de todos los
oscuros secretos y misterios>>.
Amhes recopiló una lista de 87 problemas y sus
soluciones, posiblemente para facilitar
el aprendizaje matemático de la contabilidad y la medición. No incluye métodos
ni fórmulas, sino soluciones a problemas cotidianos muy concretos: repartos de
varias barras entre 10 hombres, operaciones con fracciones, ecuaciones de
primer grado, progresiones numéricas, volúmenes de grano, áreas de terrenos,
pesos, casos de triángulos, rectángulos, círculos y pirámides, divisiones y repartos
proporcionales, etc.
Curiosamente,
para facilitar los cálculos, el papiro incluye una tabla sobre como
descomponer fracciones del tipo 2/n
(desde n = 5 hasta n = 101) en sumas de fracciones de numerador 1, por ejemplo:
2/7
= 1/4 + 1/28, 2/97 = 1/56 +
1/679 + 1/776.
Siempre
sorprenden las grandes pirámides egipcias y los templos construidos. La
grandeza de sus medidas y la notable posición de las inclinaciones y la
localización geométrico-solar de estas edificaciones demuestran un alto nivel
de pericia en las medidas y en su implementación técnica.
Pero
la “gran pirámide” es una fórmula que se halla en el llamado papiro de Moscú. El papiro de Moscú
adquirido por Golenishechev ha acabado siendo denominado con el nombre de la
ciudad que desde 1917 lo acoge en su museo de Bellas Artes. Pieza de 5 m de
largo por tan solo 8 cm de ancho, consta de 25 problemas y sus soluciones.
La
aportación más interesante de esta joya (escrita con caracteres hieráticos
hacia el 1890 a. C.) es la expresión exacta para el volumen de un tronco de
pirámide de bases cuadradas, lo que llevó a E.T. Bell a calificar este cálculo como “la mayor
pirámide de Egipto”. Concretamente, para un tronco de pirámide de altura 6 y
lados de las bases cuadradas 4 y 2 el escriba dice:
Elevar al cuadrado 2
y 4
Multiplicar 2 por 4
Sumar los resultados
anteriores
Multiplicar el
resultado anterior por un tercio de 6
El resultado es 56
Ves, el 56, lo has calculado correctamente.
todo
ello se corresponde con la fórmula exacta:
V
= (a2 + b2 + ab)h / 3
Números escritos en base 10.
Al
final del proceso surgieron los símbolos escritos numéricos. Los símbolos matemáticos son en sí mismos
identificadores de la propia disciplina constituyendo lo que hoy, casi
podríamos denominar, una imagen corporativa de la reina de las ciencias.
La
primera virtud simbólica es sin duda la simplificación:
es más rápido y simple usar determinados símbolos que palabras, dibujos,
frases, etc. Pero la virtud más trascendente de los símbolos es la posibilidad operativa que a menudo nos facilitan. La
diferencia entre la frase “el doble de mi edad es ciento catorce” y su representación
“2x = 114” es que la descripción simbólica da pie a desenmascarar rápidamente
la incógnita: x = 114/2 = 57.
Los
símbolos matemáticos más ancestrales fueron, por supuesto, los numéricos. Desde
las primitivas representaciones que acabamos de ver al actual sistema de
escribir los números naturales han transcurrido muchos miles de años que han
visto la evolución de las cifras (16).
Detrás de nuestra lista de queridos numerales
0,
1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12,…
se
esconden las muy diferentes formas de anotar simbólicamente los números
naturales a lo largo de varios milenios. De todas estas representaciones de los
números sobreviven hoy tres: la romana, la hindú que es la nuestra y la árabe.
Los
romanos idearon un sistema numérico de base 10:
I,
II, III, IV, V, VI, VII, VIII, IX, X,...
que era
útil para expresar cantidades moderadas pero dado su carácter aditivo no fueron
adecuados para realizar operaciones como la multiplicación o la división.
Los
hindús tuvieron el ingenio de desarrollar un sistema de base 10 con cero 0 y
con escritura posicional. Así el 3405 era 3 veces el 1000, 4 veces el 100, no
había decenas y 5 unidades. Con este sistema las operaciones aritméticas
pudieron facilitarse. Fueron los árabes los que se incorporaron este sistema,
realizando meritorios hallazgos algebraicos y transmitiendo dicho sistema a
Occidente. Ya en el siglo XIII fue Leonardo de Pisa, Fibonacci, quien con su Libro de los ábacos promovió el
conocimiento del sistema hindú. Pero también a través de España dicho sistema
tuvo difusión europea.
En
el grabado puede verse el contraste entre el personaje de la derecha haciendo
cálculos con un ábaco de piedras y el
de la izquierda usando números hindús.
Fig.6.
Dos formas de calcular.
Los
cálculos aritméticos se facilitaron durante años con el uso de los ábacos.
Posteriormente con los algoritmos árabes manuales (los nuestros) y otros
ingenios como las “reglas de cálculo” y las tablas
de logaritmos. Ya en 1620, William Gunter desarrolló un sistema de reglas con números
logarítmicos para facilitar el cálculo manualmente. En 1622 William Oughtred inventó unos círculos giratorios y finalmente
en 1633 dio a luz la idea de unas reglas (rectas) para calcular. Estas reglas
eran aún un instrumento efectivo de cálculos en 1970. Murieron con las
calculadoras.
Números de muchos tipos.
La
creación de los números naturales N =
{0, 1, 2, 3, 4,....} ya fue un gran avance que duró muchos siglos. Con los
números naturales los temas de contar y hacer los cálculos básicos de la
Aritmética ya estaban resueltos. Pero con el progreso de la humanidad pronto
surgieron nuevos retos que exigieron la creación de otras clases de números.
Vale la pena consultar en internet la
web (https://oeis.org) de la On-line Encyclopedia of Integer Sequences,
una enciclopedia enorme de las sucesiones de enteros.
Los
números enteros Z = {...., -5, -4,
-3, -2, -1, 0, +1, +2, +3, +4, +5,....} amplían los naturales (que se
identifican con los enteros positivos) y añaden los números negativos, haciendo posible las restas, los cálculos
mercantiles positivos y negativos y hoy el uso de escalas con positivos y
negativos a la vez: grados de temperatura, numeración de ascensores,
coordenadas simétricas. El matemático indio Bramagupta, en el 628 de nuestra
era, considera las dos raíces de las ecuaciones de segundo grado, aunque una de
ellas sea negativa o irracional. En su obra aparecen los números positivos,
negativos y el cero, que él llamaba los
bienes, las deudas y la nada.
Los
números racionales o fraccionarios Q = {m/n con m, n enteros,
n¹0}, que ya habían aparecido en Egipto, al
relacionar dos enteros permiten establecer proporciones (regla de tres), hacer
muchos cálculos, resolver ecuaciones del tipo nx+m = 0, invertir enteros (1/n),
dar valores intermedios entre enteros como calcular medias aritméticas (n+m) /
2, etc. A dichos números fraccionarios m / n por división se les puede asociar
una representación con decimales (1/3 = 0,3333...,1/4 = 0,25,...) con la
peculiaridad que a partir de algún decimal aparece siempre un grupo de cifras
que se va repitiendo indefinidamente.
Los
números irracionales son los que
conjuntamente con los racionales completan los números reales R que se corresponden con los puntos de una recta
(3). Entre los irracionales destacan los algebraicos
como las raíces cuadradas, cúbicas y de cualquier orden Ö2,
Ö3,… (13) o sus combinaciones con fracciones
como es el caso del popular número de oro
(divina
proporción) ((11), (14), (18), (20)):
(1+√5)/2
≌ 1,618
Otros
irracionales denominados trascendentes
tienen enorme importancia por su interés matemático. Destacan por su
importancia histórica el número pi p
(7),
p =
3,1415926535897932384626433…
razón
entre el perímetro de una circunferencia y su diámetro, y el número e ligado al
cálculo de logaritmos y a series numéricas, siendo e límite de la sucesión
numérica (1 + 1 /n)n.
Los
irracionales tiene también su representación mediante decimales pero en su
desarrollo nunca aparece un grupo repetido de cifras. Por curiosidad incluimos
los primeros 1000 decimales del número de oro
1.61803398874989484820458683436563811772030917980576286213544862270526046281890
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Lograda
la construcción del cuerpo numérico de los números reales R aparecen aún
problemas no resolubles con dichos números como es el caso de las raíces
cuadradas de enteros negativos (Ö-2, Ö-3,...)
lo que hace que ecuaciones simples como x2 + 1 = 0 no tengan raíces
reales. Ello llevó a ampliar los números reales y definir el cuerpo de los números complejos
C
= {a + b i, a, b reales y i = Ö(- 1)}
Muchos
otros conjuntos numéricos como los cuaterniones
se han ido construyendo en el los últimos dos siglos.
Cuentas binarias en base 2 y computación.
¿Qué
tienen en común: un ordenador, un fax, una televisión digital, Internet, un
móvil, una foto digital,...?, todo el secreto
es la base 2, el sistema binario
de escribir números usando solo 0’s y
1’s como factores de las potencias de 2:
1
= 1; 2 = 1x2 + 0x1 = 10; 3 = 11; 4 = 100;...
Hoy
es posible representar voces, colores, imágenes, letras,... con grandes
cantidades de ceros y unos y esto explica cómo se puede "transmitir"
cualquier cosa, de la voz a un escrito, pasando por los hilos o a través del
aire. ¡Los ordenadores adoran el sistema binario para operar y almacenar
información!
Un
bit (viene del inglés binarydigit) es la unidad de información
más pequeña: es dar un 0 o un 1; con 4 bits se tiene un nibble o cuarteto y con 8 bits se tiene un byte...
Vale
la pena notar que el sistema binario no nació
con los ordenadores sino mucho, mucho antes. Se han encontrado ejemplos
indios y chinos de hace más de 2000 años donde expresaban números usando potencias
de 2. En el siglo XVII la cosa va a más, Francis Bacon (1561-1626) habla de
expresar (hoy llamaríamos codificar)
palabras con números binarios y el gran matemático Gottfried Wihelm Leibniz
(1646-1716) escribe la conocida obra "Explication de l’Arithmétique
Binaire" donde ya usa el 0 y 1 para expresar números en base 2. A mitad
del siglo XIX George Boole se interesó en temas de lógica, con los valores de verdad o falsedad de las
proposiciones (1 y 0) creando la llamada álgebra
de Boole. Quería, en cierto modo, ligar la lógica con un sistema formal de
cálculo binario. Poco podía sospechar el impacto que esto tendría años después.
Claude
Shannon (1916-2001) que era ingeniero eléctrico
fundador de la teoría de la
información y George Stibitz (1904-1995), considerado padre de los
ordenadores digitales, implementan en 1937 las ideas teóricas booleanas en la
creación de circuitos, en las primeras computadoras que operaban usando el
sistema binario. John von Neumann (1903-1957), John Mauchly (1907-1980) y Norbert
Wiener (1894-1964) hacen ya posible una novedosa "cibernética". Y de
entonces a hoy llegamos a una computación que ha cambiado el mundo. La máquina
de vapor hizo posible la revolución industrial; los ordenadores hacen ahora
posible la revolución del conocimiento.
Una
figura clave en las ciencias de la computación fue el británico Alan Turing (1912-1954) abriendo con gran
creatividad nuevos horizontes a las ciencias
de la computación. Durante la Segunda Guerra Mundial dirigió una división
de la Inteligencia británica para descifrar (con nuevas máquinas e ideas sobre
códigos) los mensajes secretos de la marina alemana. Entre 1945 y 1952
desarrolló aportaciones muy originales sobre programación, redes neuronales e
inteligencia artificial. Las ideas de Turing se avanzaron a la tecnología de su
tiempo pero contribuyeron enormemente al desarrollo posterior de las máquinas
computacionales y a la reflexión sobre sus límites y posibilidades.
Como
dice Brian W. Kernighan, detrás del mundo computacional hay
tres grandes ideas (máquinas, programas y comunicación) y un principio clave
que es el de la digitalización, la reducción de todo tipo de “informaciones” a
números binarios con ceros y unos.
Gran
repercusión tuvo un artículo de Burks, Goldstein y von Neumann de 1946 donde
aseguran poder “trabajar” (introducir, manipular, almacenar, enviar,…)
solamente con números. Si bien la “estructura lógica” del ordenador se ha
mantenido, a nivel tecnológico la evolución en formas, tamaños, potencia y
precios, ha sido sorprendente desde los años cincuenta. Desde las pantallas de
fósforo y los grandes tubos a los actuales circuitos integrados, con millones
de transistores en un “chip”, y los procesadores múltiples, la evolución ha
sido espectacular siendo hoy posible hacer, en un mini portátil o un móvil,
operaciones que no se podían soñar con máquinas que ocupaban una planta. Según la conjetura de Moore, cada uno o dos
años se podría doblar la capacidad de los computadores y así ha sido.
Hoy
sigue avanzando el conocimiento de millones de decimales de pi, poniendo con
ello a prueba las capacidades computacionales del momento. Mirar atrás y
visitar algunas aproximaciones históricas de p nos permite revivir
algunos momentos en donde conocimiento matemático e ingenio calculador se
fundieron. El número pi es un fiel testimonio que ha calibrado el desarrollo
matemático a lo largo de la historia (7). A partir de 1947 las calculadoras y
ordenadores abrieron nuevas perspectivas a la pi-manía.
El imperio de los códigos.
Un
código es cualquier grupo de símbolos que represente una información (10).
Entendido así los sistemas de numeración, las palabras o frases de los idiomas,
los jeroglíficos egipcios, etc. eran ya códigos. Pero el avance científico
permitió que nuevos códigos fueran desarrollándose: el código Morse, el código
Braille, el código genético del ADN, el código musical para escribir
partituras, etc. a la vez que nuevos medios para comunicar estos códigos fueron
naciendo (telégrafos, teléfonos, instrumentos musicales, radio, televisión,
computadoras,…).
En
el siglo XX los códigos han adquirido una importancia estratégica al formar
parte esencial de la información característica de este siglo, desde CD
musicales a lejanas sondas espaciales que envían datos, desde módems a móviles,
desde Internet a la televisión de alta resolución. Y detrás de estos códigos
hay, esencialmente, números.
En
los productos comerciales, en el ISBN de los libros, en las etiquetas de
almacenamiento, en los identificadores de los exámenes de selectividad, en
cheques bancarios, en tarjetas, en envíos postales,… por todas partes aparecen
códigos de barras: una información numérica precisa e identificadora es
convertida a una secuencia de barras blancas y negras que pueden ser leídas de
forma óptica y, recuperando la información, esta puede almacenarse o
manipularse. En estos códigos aparecen dígitos de control asociados a los
dígitos informativos y que permiten a los lectores ópticos detectar posibles
errores.
La
criptografía y los números primos.
Crear y
romper secretos ha sido siempre un tema de interés. En criptografía se trata de inventar y romper códigos secretos.
Curiosamente en la criptografía actual juegan un papel crucial los números primos, naturales solo
divisibles por ellos mismos y la unidad (1, 2, 3, 5, 7,…).
Nótese
que dado un número n puede ser muy
complicado determinar si n es primo o
no, pues debemos garantizar que no es exactamente divisible por ningún número
menor que él. Y ello puede ser una labor muy, muy fatigosa. También es tedioso
dar un número (por ejemplo 3024) y descomponerlo en dos factores (3024 = 36´84).
La
sorpresa es que gran parte de las sofisticadas técnicas, para garantizar hoy en
Internet la seguridad en la transmisión de datos
confidenciales, se fundamentan en esta dificultad (humana y computacional) para
descomponer números. Si se disponen de dos primos grandes p y q y se multiplican
(¡fácil!) se obtiene un número elevado m
= p·q. Para el que quiera descomponer m
el trabajo será largo si no conoce ni p
ni q, pues al ser ambos primos, m no tendrá otros divisores. Este tipo
de ideas han dado lugar a la denominada Criptografía de clave pública (y métodos como los de R. Merkle, W. Diffie y M. Hellman; el RSA de R. Rivest, A. Shamir y L. Adleman; el método Elgamal; etc.).
Si
en el momento de enviar los dígitos de una tarjeta de crédito una parte de ellos queda visible a posibles
piratas informáticos pero otra parte D de los dígitos se transmite
multiplicada por un número primo grande P
conocido por el receptor, cuando éste reciba el resultado D·P dividirá por P y tendrá D al instante.
Si el pirata solo puede “ver D·P”
tendrá trabajo para hallar D pues
además no sabe nada ni de D ni de P.
Conclusión.
En este
breve recorrido histórico por los números se aprecia como el sistema numérico
ha sido el resultado de un largo proceso. El resultado es hoy magnífico por lo
que podemos afirmar que crear los números fue realmente un gran paso para la
humanidad.
Actualmente
la Teoría de números es una activa y
brillante rama de la matemática que sigue investigando temas numéricos de gran
calado. Pero además las aportaciones de los números al progreso tecnológico y
científico están en la base de la actual revolución del conocimiento. Grandes
pasos futuros serán posibles gracias a los números. Afortunadamente, lo mejor
está aún por venir.
Bibliografía:
(1)
Alsina, C., 2008, Vitaminas Matemáticas.
Cien claves sorprendentes para introducirse en el fascinante mundo de los
números, Barcelona, Editorial Ariel.
(2)
Alsina, C., 2008, Textos del Catálogo
¡Números! Utilidad y magia en la vida cotidiana.
Barcelona,Cosmocaixa-Fundació “La Caixa”.
(3)
Alsina, C., 2009, El teorema de
Pitágoras. La aparición de los irracionales, Barcelona, RBA Coleccionables.
(4) Alsina, C. (col. Cristina Macía), 2016, Mateschef. Un Sofrito de Números y Formas
para Chefs y Gourmets, Editorial Ariel.
(5)
Alsina, C., 2017, Todo está en los
números, Barcelona, Editorial Ariel.
(6)
Antoñana, H.,1985, La danza de los
números. Bilbao, DDB.
(7)
Beckmann, P., 1971, A History of Pi,
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(8)
Bolt,B.,1991, Mathematics meets
technology, Cambridge, Cambridge University Press.
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Boyer, C.,1999, Historia de la Matemática,
Madrid, Alianza Editorial.
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Churchouse, R., 2002, Codes and Ciphers,
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Corbalán, F., 2010, La proporción áurea.
Barcelona, RBA Coleccionables.
(12)
Davis, P.J.&Hersh,R., 1988, Experiencia
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Flannery, D., 2006, The Square Root of 2.
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(14)
Ghyka, M.C. 1977, Estética de las
proporciones en la Naturaleza y en las Artes, Barcelona, Ed. Poseidón.
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Goldwasser,O.,2010, How the Alphabet Was
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Kasner, E.&Newman, 1972, J., Matemáticas
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(18)
Livio, M., 2009, La Proporción Áurea. La
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Neugebauer, O., 1957, The Exact Sciences
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(20)
Pedoe, D.,1982, La Geometría en el Arte,
Barcelona, Ed. Gustavo Gili.
(21)
Wagensberg, J., 2017, Teoría de la
Creatividad. Eclosión, gloria y miseria de las ideas, Barcelona, Tusquets
Editores.
Claudi Alsina
Doctor
en Matemáticas.
Catedrático de
matemáticas (jubilado) de la Universidad Politécnica de Catalunya.
doctor Alsina me interesa mandarme mi aporte y la resolución del problema de las cien doscientas o mil reinas de ajedrez ok espero su respuesta rafael57p@gmail.com
ResponderEliminarExcelente artículo de divulgación sobre La Teoría de números que es una rama de las matemáticas que estudia las propiedades y relaciones de los números enteros. Se enfoca en temas como la factorización en números primos, las ecuaciones diofánticas, y la congruencia, buscando patrones y resolviendo problemas relacionados con números. Es fundamental en criptografía y en varias áreas de la matemática pura.
ResponderEliminarLos números nacieron de la necesidad de los seres humanos de contar y medir. En las primeras civilizaciones, como las de Mesopotamia y Egipto, surgieron sistemas numéricos para llevar registros de comercio, propiedades y calendarios. Con el tiempo, los sistemas numéricos evolucionaron, desde los números naturales para contar objetos hasta los enteros, fracciones y números irracionales, usados para describir magnitudes y resolver problemas más complejos, se fueron desarrollando conforme aumentaban las necesidades matemáticas y sociales.
Un muy buen aporte detallado. Un placer leerte. Saludos
Impresionante! Me ha parecido un post muy interesante y he aprendido varias cosas que no sabía. Gracias!
ResponderEliminarlady_p