lunes, 1 de abril de 2019

La Electroquímica - Manuela Martín Sánchez

La Electroquímica: su historia y repercusión en distintos campos.




Introducción.
La importancia de la Electroquímica está justificada solo con revisar los muchos campos del saber en los que está implicada: Basta con repasar los programas de cualquier congreso relacionado con Electroquímica por ejemplo la reunión del 10 al 11 de julio de 2017 de Berlín incluía [1]:
Principios de Electroquímica
Electroquímica y Ciencia de Sensores
Energía Electroquímica Conversión y Almacenaje
Bioelectroquímica
Ciencia electroquímica de superficies
Baterías y fuentes de Teórica y Computacional
Química Electroanalítica energía
Electroquímica Orgánica y Organometálica
Corrosión, Ciencia y Tecnología
Electroquímica Física y Analítica, Electrocatálisis y Fotoelectroquímica
Aplicaciones de Electroquímica:
-Galvanoplastia y Recubrimientos
-Orgánica y Bioelectroquímica
-Ingeniería Electroquímica
-Nanoestructuras y Dispositivos de Carbono
Sin duda, la Electroquímica es una ciencia de muchos tentáculos con presencia en un gran número de ciencias y, por otra parte, añadiríamos que para los profesores es un tema ideal para seguir la enseñanza STEAM (Science, Technology, Engineering, Arts, Mathematics).
Consideramos que Jöns Jacob Berzelius (1779-1848) se quedó corto cuando en su “Tratado de la química mineral, vegetal y animal”, con gran intuición, decía: “El descubrimiento de la electricidad desarrollada por medio de contacto y los efectos a que ha dado lugar, es quizá, atendiendo a la influencia que ha ejercido sobre las ramas de la física, uno de los más importantes que ha podido hacer el entendimiento humano. Cuando se reflexiona al estado que ha llegado la filosofía química después de esta época, y se recuerda que hace treinta y cinco años ni siquiera se sospechaba, debemos felicitarnos de haber nacido en un siglo en el que el género humano marcha con más rapidez que en ninguno otro tiempo hacia su perfección intelectual” [2].

Descubrimiento de la pila. [3,4,5,6]
Podemos considerar que la historia comienza cuando, el médico y físico italiano, Luigi Galvani (1737-1798) se interesó por la fisiología y su relación con la electricidad porque al disecar en 1780 una pata de una rana tocó el bisturí con un gancho de bronce del que colgaba la rana y ésta se contrajo de forma espontánea. Él lo achacó a un fenómeno eléctrico, siguió haciendo múltiples experimentos para comprobar si se trataba de una electricidad de origen animal y los resultados los dio a conocer en De viribus electricitatis in motu musculari [7]. Este descubrimiento llevó a su amigo, el físico italiano Alessandro Giuseppe Antonio Anastasio Volta  (1745-1827), a estudiar el fenómeno que pronto estuvo en contra de la idea de Galvani sobre la necesidad de la presencia del animal y demostró que únicamente con dos metales y un medio húmedo entre ellos se producía el mismo fenómeno hecho que describe (en francés) en su famosa carta de marzo de 1800 dirigida a Joseph Banks, presidente de la Royal Society, diciendo que consta de discos de metal y discos de cartón húmedos, la mejor opción de metales: “cobre, o mejor plata" y "láminas de estaño, o lo que es mucho mejor, zinc", agua salada que impregna "algún material esponjoso". Puntualiza que es importante que los discos metálicos estén muy limpios y secos. En resumen: son plata discos húmedos cinc, otra vez plata discos húmedos cinc y así hasta 20 de pares de metales. Añade que buscó formas de alargar mucho la columna y en la carta dibuja una serie de cuatro columnas idénticas conectadas con lo cual llega a 80 voltios.


Fig.1. Ilustración carta a J. Bank,

Volta se dedicó a investigar la acción de la pila sobre metales, animales, etc. y en ese contexto se descubrió la corriente eléctrica. No solo los científicos también los políticos se interesaron por este descubrimiento y Volta en 1801 hizo una demostración ante Napoleón Como consecuencia de lo impresionado que quedó Napoleón dotó a los científicos franceses para que construyeran la pila más grande del  mundo [8,9]. Las pilas que llegaron a ser monumentales porque las de columnas se sustituyeron por pilas de vasos que ocupaban habitaciones enteras, con el descubrimiento por Faraday en 1831 de las corrientes inducidas que llevaron a los generadores eléctricos de inducción perdieron todo interés y solo se siguió utilizando la pila seca descubierta en 1868 por Georges Leclanche (1839-1882) y que fue perfeccionando hasta conseguir la pasta despolarizarte que le permitía prescindir del vaso poroso.


Fig.2. A. Ganot Física, 1868, 478

La pila de Leclanche sufrió varias trasformaciones hasta que Carl Gassner (1855-1942) en 1887 consiguió una pila fácil de transportar que aún se utiliza. En 1942 en el ataque a Pearl Harbor las pilas secas con el calor explotaban y no le funcionaban los instrumentos de transmisión por lo que le pidieron a Samuel Ruben (1900-1988), que tenía fama de ser “un manitas”, que buscara una solución y fabricó la pila de botón con óxido de mercurio como despolarizante. Sobre 1970 se fue encontrado mercurio en los lugares más impensados dentro de la cadena trófica hasta que se dieron cuenta de que procedía de las pilas alcalinas que se abandonaban en cualquier sitio y por eso se empezó a investigar en una posible pila de de litio porque al tener el litio potencial -3.0 V, el doble de 1,5 de las de Leclanche se podrían acoplar a los mismos aparatos. Figuran como promotores o padres de la batería de litio sobre 1970 Stanley Whittingham (1941-) y 1980 John Bannister Goodenough (1922-) son recargables y de las que en este momento hay varias patentes y en las que se sigue trabajando desde la industria de automóviles, ordenadores, móviles, etc. La primera batería recargable fue el acumulador de plomo de Gastón Planté (1834-1889) de 1859, que a pesar de sus problemas: de peso por el plomo y de corrosión por el sulfúrico, se ha seguido usando hasta hace pocos años que como hemos indicado se ha sustituido por baterías de litio.
El origen de las pilas de combustión está en una carta del 22 de octubre de 1842, que William  Robert Grove (1811–1896) dirige a Faraday donde le explica que ha completado una curiosa pila voltaica que supone que le gustará ver, está formada de tubos alternando de hidrógeno y oxígeno a través de los cuales pasa un muelle de platino, cada par está sumergido en agua acidulada de forma que el liquido toca el extremo del muelle de platino platinizado y con ella ha conseguido electrolizar el yoduro potásico y el ha sufrido una fuerte descarga. En 1842 Grove utilizó dicha pila para iluminar con lámparas incandescentes la sala de lectura de la Real Sociedad [4,10].



Fig.3. Pila de Grove. Carta a Faraday Phil. Mag. Ser. III, vol XXI,p.418


La pila de combustión teóricamente es el generador ideal de corriente eléctrica porque sería el más rentable ya que los electrones pasan directamente del combustible al comburente dando lugar a la corriente y sin necesidad de producirse primero una energía térmica que caliente agua y que el vapor mueva el generador electromagnético, lo que supone una serie de transformaciones de energía con las correspondientes pérdidas. En la actualidad existen diversas variedades pero su uso es todavía muy limitado y se sigue investigando.

Descubrimiento de la electrólisis. [3,4,5,6]
William Nicholson (1753-1815) y Anthony Carlisle (1768-1840) descubren la electrólisis al darse cuenta que al pasar la corriente por el agua se desprenden gases, hecho que observó Nicholson en una gota de agua que había colocado para hacer contacto en la pila, lo que les llevó a estudiarlo en profundidad. Pero son Humphry Davy (1778-1829), Berzelius y Michel Faraday (1791-1867) los que dan un gran impulso a la utilización y conocimiento de este fenómeno, los dos primeros porque por electrólisis obtienen o descubren la mayoría de los metales alcalinos y alcalinotérreos (Na, K, Mg, Ca, Sr,  Ba y B), y el segundo porque cuantifica  el fenómeno y además es el padre de la nomenclatura de la electrólisis.
Berzelius junto con Wilhelm Hisinger (1766 –1852) físico y químico sueco sometiendo las sustancias más diversas a la acción de la pila de Volta e intentando clasificar los productos se dieron cuenta de que todas las sustancias inorgánicas están compuestas de una parte positiva y otra negativa lo que  supuso un  gran avance en la ciencia química investigaciones que publicaron en 1803  en su trabajo titulado “Experimentos sobre el efecto del electricidad en las sales y en algunas de sus bases”, aunque fue más conocido a partir de 1807 cuando se publicó en  Annalen der Physik [11,12].


Fig.4. Ann.Phys,1807, XXVII,,270

Johann Wilhelm Ritter (1776 - 1810) físico y filósofo alemán,  comprobó que la escala de potenciales de Volta coincidía con la de afinidades químicas. Davy y Berzelius constataron que los fenómenos que se producían en la electrólisis y en las pilas eran los mismos. De esta forma se sentaron las bases de la electricidad debida a la acción química, que es la electroquímica, palabra acuñada por el físico francés Auguste Arthur de la Rive (1801-1873).
Primero William Hyde Wollaston  físico y químico británico (1776 –1828) que perfeccionó la pila y después Davy y Berzelius vieron que la electrólisis se producía lo mismo con la electricidad galvánica que con la producida por frotamiento y llegaron a la conclusión de que ambas eras iguales.
Davy en 1806 en la conferencia “bakerian” de la Real Sociedad, uno de los acontecimientos científicos más importantes, afirmó la identidad de las reacciones de descomposición de las sustancias y las que daban origen a la electricidad de contacto, lo que suponía que las dos tenían que ver con la afinidad química por lo que consideraba a los compuestos químicos como un equilibrio entre las energías eléctricas naturales de los cuerpos y por eso cualquier tipo de electricidad podía romper ese equilibrio descomponiendo las sustancias. Al final de su conferencia hizo notar la importancia  que tendría ese procedimiento para la obtención industrial de diferentes sustancias.
De dicha conferencia hizo grandes elogios Berzelius lo que contribuyó a aumentar la fama de Davy y el Instituto de Francia le concedió el premio que unos años antes había creado Napoleón para premiar a Volta. Francia e Inglaterra en ese momento estaban en guerra y la opinión general era que no debía de aceptar aquella distinción pero Davy contestó:”Aunque los países estén en guerra los sabios no están”.
Davy se dio cuenta de que cuando hacia la electrólisis de las disoluciones de sales, bases, etc., siempre se descomponía el agua, para eliminar el agua intentó descomponer las sustancias sólidas con pilas de Volta muy potentes sin ningún éxito porque no conducían la electricidad por lo que optó por fundirlas. Comenzó por fundir potasa en una cuchara de platino, y consiguió una masa roja fluida de potasa quemando alcohol con oxígeno. Al someterla a la acción de la pila en el hilo negativo se produjo una llama muy intensa. Repitió el experimento varias veces y en distintas condiciones con potasa totalmente pura y seca, en una cuchara aislada de forma que la pila se conectara a la sustancia fundida y comprobó que aparecían unos glóbulos metálicos tan brillantes como si fueran de mercurio. Algunos se quemaban rápidamente y otros se recubrían de una capa blanca. Estaba claro que había conseguido aislar el potasio el 6 de octubre de 1807 y unos días más tarde aisló el sodio. Los trabajos de Berzelius y, su experto ayudante, Hisinger completaron el descubrimiento  y la obtención de la mayoría de los metales activos.
La antorcha para seguir avanzando en Electroquímica la recogió Faraday, conocido como el Newton de la electricidad. Por una parte entre 1830 y 1833 primero con la colaboración de su médico Dr. Whitlock Nicholl (1786-1838) y después con la ayuda de William Whewell (1794-1866), del Trinity College de Cambridge, acuñó la terminología de la electrólisis intentando que fuera una descripción correcta de lo qué allí sucedía, cómo se transmitía la electricidad y que procesos se producían en la cuba. No estaba de acuerdo que la acción de la pila fuera como decía en 1805 Johann Dietrich von Grotthuss (1785-1822) una acción que iba pasando de unas moléculas a otras, opinión que también defendía Davy, sino a una partes que se desplazaban en la disolución por eso los llamó iones (viajeros) apoyando las teorías de  William Robert Grove (1811-1896) que suponía que las moléculas tenían que estar rotas antes de la electrólisis porque si no se necesitaría más energía.
Con ayuda de Nicholl introdujo los términos: electrolisis (de electro- y -lisis; desatar, romper una sustancia por la electricidad), electrolito (de electro- y el griego λυτός, lytós, “soluble”) y electrolizar (de electrólisis) La terminación “-lisis” procede del griego λύσις “desatar”, y el termino “electro-” del latín electrum, el cual a su vez procede del griego ἤλεκτρον, “ámbar” Cuando Faraday trata de nombrar los conductores que están en el interior de la cuba a ninguno de los dos les acaban de convencer lo que se les ocurre, por lo que deciden recurrir a William Whewell que les recomienda, después de largas discusiones, que se queden con las palabras  ánodo y cátodo, del término “odo” (de odos, οδος; camino o vía), cuyos significados serian “camino hacia arriba” y “camino hacia abajo”, respectivamente [13].
Faraday se dio cuenta que para producir la electrólisis eran suficientes tensiones muy pequeñas capaces de vencer las afinidades químicas y haciendo estudios cuantitativos llegó a las leyes de la electrólisis, que podía haber descubierto Berzelius, treinta años antes, si no hubiera confundido intensidad con cantidad de electricidad. Las leyes las enunció en 1832 diciendo:
“La energía química lo mismo que la magnética son directamente proporcionales a la cantidad de electricidad que pasa”
“Los pesos equivalentes de las sustancias son simplemente aquellas cantidades de ellas que contienen iguales cantidades de electricidad”
“Siendo la electricidad la que determina el número de equivalentes porque es la que determina la fuerza de la combinación. O si adoptamos otra fraseología de la teoría atómica de los átomos de los cuerpos que son equivalentes en una acción química ordinaria tiene iguales cantidades de electricidad asociadas naturalmente a ellos. Pero debo confesar que estoy muy celoso de usar el término átomo, porque es muy difícil tener una idea clara de su naturaleza especialmente si se consideran cuerpos compuestos”
Según afirmó años más tarde  Louis-Victor Pierre Raymond de Broglie (1892-1987) las leyes de Faraday podían hacer pensar en la estructura discontinua de la electricidad y en el átomo de electricidad, fue Hermann Ludwig Ferdinand von Helmholtz (1821–1894) el primero que en 1891 afirmó que cada átomo o grupo de átomos de la electrólisis transportaban átomos de electricidad y para esos átomos George Johnstone Stoney (1826-1911) propuso el nombre de electrón.
Faraday fue quien utilizó por primera vez la medida de los volúmenes de los gases desprendidos en la descomposición del agua para cuantificar la acción de la pila de Volta y al dispositivo lo llamó volta-electrómetro pero a sugerencia de John Frederic Daniell (1790-1845) cambio a voltámetro, era más corto y sonaba bien. Indicaba, que para hacer medidas,  no había sustancia más adecuada que el agua cuando se convierte en buena conductora añadiéndole un ácido o una sal por lo fácil que resulta recoger y cuantificar los gases desprendidos aunque tuvo que resolver problemas como la adsorción o combinación con los electrodos y describió hasta cinco voltámetros diferentes.


Fig.5. Voltámetro de Hoffman (CT/EDU/0026)

Theodore William Richards (1868–1928) años más tarde para hacer unos cálculos más precisos utilizó una disolución de nitrato de plata y sustituyó el voltámetro por el culombímetro. Estos trabajos le permitieron hacer medidas muy precisas de pesos atómicos y de los diferentes isótopos por lo que le dieron el Premio Nobel de Química en 1914. Sus medidas fueron la base para definir el amperio durante mucho tiempo como la intensidad de una corriente que deposita 1,118 mg de plata en un segundo.

Electroquímica iónica. [3,4,5,6]
El siglo de XIX además del siglo de oro de la electricidad fue el de la termodinámica que comenzó con el articulo de 1842 de Julius von Mayer (1814- 1878) “Sobre las fuerzas de naturaleza inorgánica”, con la determinación del equivalente mecánico del calor por James Prescott Joule (1818-11 1889), la generalización del principio de equivalencia de Hermann Ludwig Ferdinand von Helmholtz (1821-1894), la Teoría Cinética de Rudolf Julius Emmanuel Clausius (1822-1888) y la Mecánica Estadística de James Clerk Maxwell (1831-1879) y Josiah Willard Gibbs (1839–1903). Faraday cita las ideas de Mayer y Joule sobre conservación de la energía y está convencido de que existe un principio general que abarca todos los fenómenos naturales, por lo que esas equivalencias deben existir también en los fenómenos eléctricos.
En 1878 Jacobus Henricus van't Hoff (1852–1911, Premio Nobel de Química 1901) junto con François-Marie Raoult (1830-1901), descubren que dentro de las disoluciones que siguen las leyes de la ebulloscopia y crioscopia hay unas cuyos valores experimentales coinciden con los teóricos pero en otras se necesita un factor corrector mayor que la unidad.
Svante August Arrhenius (1859 –1927) defendió su tesis doctoral en 1887 teniendo que enfrentarse a un duro debate, incluso estuvieron a punto de suspenderlo, con un trabajo que le valió el Premio Nobel de Química de 1903 y en el que explicaba a qué se debían la anomalías que habían encontrado van´t Hoff y Raoult. Arrhenius dice: “Con objeto de explicar los fenómenos eléctricos suponemos como Clausius que algunas de las moléculas de los electrolitos están disociadas en sus iones, los cuales se mueven de forma independiente… si fuéramos capaces de calcular la fracción de moléculas de electrolito disociadas en iones podríamos calcular la presión osmótica”….”designaría las moléculas cuyos iones son independientes como activas y las restantes, cuyos iones permanecen unidos como inactivas”. Friedrich Wilhelm Georg Kohlrausch (1840-1910) midiendo conductividades obtuvo entre 1866 y 1886 unos datos experimentales que apoyaban la teoría de Arrhenius.
El descubrimiento del electrón por Joseph John Thomson  (1856- 1940  Premio Nobel de Física 1906) y la teoría iónica de Arrhenius confirmaron la diferencia entre la conducción eléctrica de los metales por el movimiento de los electrones y de los electrolitos por el movimiento de los iones y permitieron comprender, una buena parte, de los fenómenos electroquímicos. Estos descubrimientos fueron también un interesante apoyo para el avance de la Química como ciencia porque permitieron explicar las reacciones de las disoluciones acuosas de las sustancias iónicas, las teorías ácido- base, etc.
De esta forma, con Arrhenius nació la electroquímica iónica que se completaría con los trabajos de Friedrich Wilhelm Ostwald (1853-1932)  premio Nobel de Química en 1909, que demostró que solo con diluciones infinitas se podría llegar a un aumento del grado de disociación. A Arrhenius, Ostwald y van’t  Hoff se les conocía como los pioneros. Van´t Hoff fue el único que apoyó a Arrhenius desde el principio.
Todavía quedaban flecos pendientes de resolver y, en parte, encontró la solución Niels Janniksen Bjerrum (1879–1958), que en 1909 introdujo el coeficiente osmótico que permitía cuantificar las disoluciones no ideales de electrolitos, pero el problema no se solucionó totalmente hasta los descubrimientos de Peter Joseph William Debye  (1884–1966, Premio Nobel de Química 1936) y Erich Armand Arthur Joseph Hückel (1896-1980)  en 1923 y los de Lars Onsager (1903-1976 Premio Nobel de Química en 1968) en 1926-27. Por ese motivo la ecuación que explica los valores reales de las conductividades lleva los nombres de esos tres científicos. Las diferencias entre las disoluciones ideales y reales se explican teniendo en cuenta que los iones o las moléculas polares se unen a cualquier ión. De hecho el premio nobel de química a Debye se le concedió por sus estudios sobre los momentos dipolares.
La acción de las moléculas polares del disolvente explican la observación que en 1893 habían hecho J.J. Thomson y Walther Hermann Nernst Görbitz (1864-1941 premio Nobel de Química en 1920) sobre la influencia de la constante dieléctrica del medio en la fuerza de atracción de los iones, disminución que explico Ralph Howard Fowler (1889-1944) en 1939 aplicando cálculos de mecánica estadística.
El primero que aplicó la termodinámica a la pila de Volta fue Lord Kelvin (William Thomson, 1824-1907), diciendo que la energía producida por la reacción química debía de ser igual que el trabajo que producía, sin embargo no se dio cuenta que se podía gastar trabajo en el interior de la pila. Unos años más tarde, primero Helmontz y después Gibbs intentaron resolver el problema de la pila aplicando el ciclo de Nicolas Léonard Sadi Carnot (1796-1832). Tomando como base todos los trabajos anteriores Nernst llegó a la ecuación que lleva su nombre y que aparece publicada por primera vez en 1889 referida a distintas disoluciones separadas por una membrana semipermeable, tema que presentó para su habilitación como profesor de la Universidad de Leipzig.
Nernst siguió trabajando con objeto de calcular la fuerza electromotriz de la pila e introdujo el concepto de presión o tensión electrolítica que medía la tendencia del metal a disolverse, es decir, cambiar de estado atómico a estado iónico, lo mismo que la tensión de vapor mide la tendencia de pasar de líquido a vapor, afirmando que para obtener la fuerza electromotriz es necesario tener en cuenta cuatro magnitudes: Dos metal-disolución una para cada electrodo, una disolución-disolución y otra metal-metal. De esta forma llegó a la ecuación que se conoce con su nombre en 1909 y por la que obtuvo el Premio Nobel de Química en 1920. Está ecuación es incorrecta porque desprecia las dos últimas diferencias de potencial y además supone que las disoluciones son ideales y siguen las leyes de los gases perfectos.
El estudio de esta ecuación lleva a deducir que se puede escribir como si fueran dos potenciales de electrodo y llegar a ella por la diferencia entre los dos. Como no se podían medir los potenciales de forma aislada se decidió tomar el potencial del hidrógeno como término cero de la escala de potenciales. Se consideró cero la diferencia de potencial que existe entre un electrodo de platino saturado de hidrógeno y una disolución normal con respecto a los iones hidrógeno. En 1913 Joel Henry Hildebrand (1881–1983) perfeccionó la definición de electrodo de hidrógeno, especificando “se hace introduciendo un electrodo de platino en un ácido fuerte y haciendo burbujear hidrógeno hasta la presión de 1 atmosfera”. Dicha definición fue adoptada con algunas correcciones por la IUPAC en 1953 [14].

Electroquímica electródica. [3,4,5,6]
El siglo XX supuso la consolidación de la Electroquímica Iónica y el comienzo de la Electroquímica Electródica y la Cinética Electroquímica. Lo mismo que el estudio de la velocidad de reacción se conoce como cinética, en el caso de la electroquímica, estos estudios se conocen como cinética electroquímica o cinética de los procesos de electrodo.
La idea de que existe un potencial de contacto entre el electrodo y la disolución llevó al estudio de esa zona .En 1878 Helmontz ya supuso que se trataba de una doble capa rígida con cargas de signo contrario similar a lo que ocurre en un condensador. Posteriormente con la influencia de las ideas de Ludwig Eduard Boltzmann (1844-1906) y más tarde en 1910 las de Louis George Gouy (1854-1926) y en 1913 las de David Leonard Chapman (1869-1958) se cambia ese modelo por otro que supone una capa rígida en electrodo y una difusa en la disolución. En 1924 Otto Stern (1888-1969) describe un modelo que supone una capa rígida del tamaño de un ión adsorbida en el electrodo, teniendo en cuenta las ideas de Irving Langmuir (1881-1957, Premio Nobel de Química 1932), contemporáneo suyo, y a esa le seguiría otra difusa en la disolución.
Max Julius Louis Leblanc (1865-1943) en 1891 y William Agustus Caspari (1877-1951) en 1899 se dan cuenta de que para que se deposite un ión de un metal se necesita una tensión superior a la que se produce en el proceso inverso, es decir, cuando se rompe la estructura del metal y a ese exceso lo conocen como sobretensión. En 1905 Julius Tafel (1862-1918) descubrió que la sobretensión es función de la densidad de corriente y llego a una ecuación que relaciona las dos magnitudes pero Tafel enfermó de pulmón, abandonó la ciencia y su trabajo cayó en olvido.
La estructura de la fase electrizada se pudo estudiar gracias a que en 1873 Gabriel Jonas Lippmann (1845-1921, Premio Nobel de Física 1908) descubrió la electrocapilaridad. Las mediciones mejoraron con Bohumil Kucera (1874-1921) que descubrió el electrodo de goteo de mercurio En 1903 Kucera, en lugar de medir el movimiento del mercurio en un tubo capilar, medía el goteo del mercurio, que también es función de la tensión superficial, lo que se conoce como estudio dinámico, mientras que el de Lippmann era estático, y encontró que en las curvas de la tensión superficial en función del voltaje aparecen dos máximos, no acertando a explicar este hecho. Kucera formó parte del tribunal de la tesis doctoral de Jaroslav Heyrovsky (1890-1967, Premio Nobel de Química, 1959), que versaba sobre “Electroafinidad del aluminio”, y, en el debate posterior, comprobó los conocimientos que éste tenía de electroquímica por lo que le animó a que buscara una explicación a esas curvas.
Heyrovsky comprobó que la adición a la disolución de cationes fácilmente reducibles producía fenómenos de inflexión en los voltajes próximos al voltaje de descomposición. Por otra parte, en lugar de medir el peso de las gotas de mercurio, decidió medir la intensidad de la corriente entre el mercurio que gotea y el fondo de la vasija. Las curvas obtenidas eran características de las disoluciones sobre las que se hace la electrolisis cualitativa y cuantitativamente. La posición de la curva en la gráfica, que viene dada por el voltaje, indica la composición cualitativa. La altura de la curva, que es la intensidad de corriente, determina la composición cuantitativa.
De esta forma nace la polarografía en 1925. Le da este nombre porque las curvas las registra sobre un cilindro rotatorio recubierto con papel fotográfico al que llama polarógrafo. En 1935 este método mejora con la utilización del osciloscopio. A Heyrovsky le impresiona sobremanera el uso del oscilógrafo como herramienta para representar las curvas. A partir de entonces, se convierte la polarografía en un importante método de análisis químico cualitativo y cuantitativo. Heyrovsky define la polarografía como “la ciencia que estudia los procesos de electrodo que ocurren en torno al electrodo de gotas de mercurio”. “No incluye únicamente el estudio de las corrientes de sobrevoltaje, sino otras relaciones como las curvas intensidad de corriente-tiempo, por cada gota, curvas potencial-tiempo, fenómenos de electrocapilaridad y los flujos de corrientes en electrolitos y, como herramientas además del polarógrafo, se usan el microscopio, el galvanómetro y el oscilógrafo de rayos catódicos” [15,16].

Mecánica Cuántica.
Las ideas de Tafel las revisan Tibor Erdey-Cruz (192-1976) y Max Volmer (1885–1965) en 1930 y John Alfred Valentin Butler (1899-1977) entre 1924-32 llegando a una ecuación que en condiciones concretas se reduce a la de Nernst. Pero mucho más importantes son los trabajos de Ronald Wilfred Gurney (1898- 1953) de 1931 y 1936 en los que aplica las ideas de la recién nacida Mecánica Cuántica a estos procesos. La segunda Guerra Mundial hizo que Gurney asustado por los problemas políticos en los que se había implicado, se fuera a Estados Unidos y muriera muy joven. Por otra parte, Butler se paso a las investigaciones en Biología y abandonó la Electroquímica.
Gurney [17] afirmó que la termodinámica había indicado en qué consiste el proceso de la electrólisis pero no podía explicar los mecanismos pero la Mecánica cuántica permitía abordar ese problema. Afirmaba “Según la teoría de Sommerfeld los electrones de valencia de los metales son electrones libres por lo que podemos considerar los átomos de los cristales metálicos como iones. Si esta idea se aplica a un ánodo de cobre de un voltámetro, por ejemplo, podemos decir que cuando pasa corriente los iones de la red cristalina van dejando la superficie del metal y deslizándose dentro de la disolución. Esta idea es cierta para electrodos gaseosos y reversibles. En contraste con esto están los procesos de electrodo de una cuba en la que un ácido se descompone .En este caso los iones del electrolito se neutralizan por la pérdida captura de electrones produciendo oxígeno o hidrógeno neutros. Por lo que el fenómeno de la electrólisis tiene dos partes que se pueden abordar desde la Mecánica Cuántica. En la electrólisis nos encontramos con el complicado fenómeno del SOBREPOTENCIAL que proporciona una interesante prueba de nuestra teoría; por eso en este trabajo solo nos referiremos a los procesos irreversibles”.
Continúa explicando cómo puede ocurrir la transferencia de electrones haciendo un estudio de niveles de energía.
A continuación existe un período en la electroquímica que solo merece atención la  escuela rusa con Alexander Naumovich Frumkin (1895-1976), fundador de la revista Elektrokhimiya, que siguió trabajando en procesos de electrodo introduciendo nuevas técnicas y nuevos conceptos pero que son poco conocidos, por una parte, por el aislamiento de Rusia y por otra, por el idioma.
En 1947, terminada la guerra mundial, la IUPAC organiza un simposio sobre Procesos de Electrodo donde se dan a conocer los representantes de la escuela Rusa y donde se afirma que Gurney estaba equivocado y Nernst tenía razón.
David Caldwell Grahame (1912-1958)  entre 1941-1958 hizo estudios  experimentales sobre la estructura de la doble capa que suponía la modificación de las ideas de Stern y que parecían prometedoras pero murió muy joven de un ataque al corazón.
Rudolph Arthur Marcus (1923) partiendo de las ideas de Gurney y con los conocimientos del momento, desarrollo el mecanismo del “efecto-túnel” y discutió su relación con el principio de Franck-Condon (regla de espectroscopia y química cuántica sobre las transiciones). Determinó cual es el complejo activado más estable a partir del máximo de la constante de la velocidad en función de la distancia. Mediante ese valor máximo calculó la mejor distancia de aproximación de los iones interactuantes que da el valor de la probabilidad de penetración del electrón coincidente con la energía más pequeña de activación en 1992. Entre 1956 y 1965 describió un mecanismo para la transferencia de electrones en el que consideraba que hay una superposición de los orbitales electrónicos de las moléculas reaccionantes en el complejo activado. Insistió en la importancia del principio de Franck-Condon (James Franck 1882-1964, Premio Nobel de Física 1925) y utilizó las energías de Max Born (1882-1970, Premio Nobel de Física 1954). Con la Mecánica estadística llegó a una teoría unificada de transferencia de electrón en reacciones homogéneas y en reacciones electroquímicas. Por todos sus trabajos se le concedió el Premio Nobel de Química en 1992 [18].
En los años sesenta apareció otra escuela importante con el alemán Heinz Gerischer (1919–1994) que fue poco conocida porque el idioma alemán había perdido  fuerza y la traducción que se hizo de sus trabajos no estaba bien hecha y no se entendió. Con él vuelve la idea de potencial absoluto de electrodo. Fue el director de la tesis de Gerhard Ertl (1936) Premio Nobel de Química 2007 por ser el padre de la moderna química de superficie, que ha ayudado a explicar cómo las células de combustible producen energía sin contaminación, cómo los convertidores catalíticos limpian los escapes de los automóviles e incluso por qué se oxida el hierro.

Conclusiones.
De lo expuesto en este breve resumen queda patente la importancia del tema en el desarrollo de la ciencia química, de la industria y de la técnica, así como todas las posibilidades para desarrollarlo con los estudiantes mediante una enseñanza creativa que abarque distintas metodologías en las que se podrá acudir a trabajos de tipo experimental para que sirvan para entender los teóricos.
Abarca diversas ciencias y un importante número de premios Nobel se han concedido por sus trabajos en este campo.
La Electrochemistry Society (ECS) tiene una página en la que recoge muchas  de las publicaciones que a lo largo de la historia han tenido relación con este tema [19].

Referencias:
[2] J. J. Berzelius, Tratado de química mineral, vegetal y animal, traducido por R. Sáez Palacios y C. Ferrari Scardini, Imprenta de D. José María Alonso, Madrid, 1849.
[3] M. T. Martin Sanchez, Evolución histórica de los procesos de electrodo y su repercusión en la metodología de la enseñanza (Tesis Doctoral, UNED, Madrid, 1990), (sin publicar).
[4] MªT. Martín Sánchez, MªL. Fernández Castañón, A, Bernalte  Historia de la Electroquímica, Química e industria: Q e I, ISSN 0033-6521,  9, 1991. 703-706.
[5] MªT. Martín Sánchez, M. Martin Sanchez, Doscientos años de la pila de Volta; An. Quím., Abril- julio 2001, 42-47.
[6] J.R. Partington A History of Chemistry, Macmillan, New York, 1964 (Volume 4)
[7] Galvani De viribus electricitatis in motu musculari, en Bononiensi Scentiarum et Artium Insittuto atque Academia Commetarii, VII, 363-418 , Modena 1792.
[8] Volta Letter to Sir Joseph Bank Sur l'électricité excitée par le simple contact entre deux substances conductrices différentes , Phil.trans,1800,XC,403-431.
[9] Volta On the Electricity excited by the mere Contact of conducting Substances of different kind, Philosophical Magazine 1800,VII,289-311.
[10] W: R. Grove, "On Voltaic Series and the Combination of Gases by Platinum", Philosophical Magazine and Journal of Science , 1842,XXI ,417-420
[11] J. J. Berzelius, W. Hisinger, Versuche über die Wirkung der electische Säule auf Salze und auf einige von ihren Basen:Gehlen¨s N. Algem. J. Chem ,Leipzig,1803,I,115.
[12] J.J Berzelius, W. Hisinger Ann Phys, 1807 , XXVII, 270-304.
[13] M. Martin, G. Pinto, MªT Martín: La nomenclatura en electroquímica: Aportaciones etimológicas y didácticas sobre los términos ánodo y cátodo, Revista española de física, ISSN 0213-862X, 2017 31 (4),   39-43.
[14] J.H. Hildebrand Some Applications of the Hydrogen Electrode in Analysis, Research and Teaching. J. Am. Chem. Soc., 1913, 35 (7), 847–871.
[15] Mª T. Martin Sánchez, M. Martin Sánchez, Corazón oscilante de mercurio An. Quím. 2010, 106(4), 304–310 18.
[16] J. Heyrovský,  Electrolysis with a dropping mercury cathode, The London, Edinburgh, and Dublin Philosophical Magazine and Journal of Science, 1923 Ser. 6, 45, 303–315.
[17] R. W. Gurney Quantum Mechanics of Electrolysis and Quantum Mechanics of Electrochemistry, Proc. Royal Society, 134 A, 137-154 y 136 A ,378-391
[18] R.A Marcus, R.A On the Theory of Electron-Transfer Reactions. VI. Unified Treatment for Homogeneous and Electrode Reactions. J. Chem. Phys.  1965, 43: 679-701

Manuela Martín Sánchez
Doctora en Ciencias Químicas.
Profesora jubilada Colaboradora Honorifica del Departamento de Didáctica de Ciencias Experimentales de la UCM.

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